
Voy a escribirte,
al final del primer renglón,
empujarte y verte quebrar en pedacitos.
amontonar palabras y besos y despedidas también
-Quiero que te quedes allí, escondida de nosotros-
y tú renaciendo a cada rato,
el blanco que separa párrafos.
quiero sacarte de los espejos,
de adentro de mis adentros.
a tirarme de un renglón más alto.
Yo quería inventarte unos labios nuevos,
Pero tú nada más estas ahí, tirada y toda rota.
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Pero, si escribes y rompes, ¿quíen leerá y se acordará cuando el papel se pudra y la memoria se quede muda?
Y luego me responde, quedito, medo quejandose, nosotros.
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