20.11.07

Hacer lo fácil

No es fácil acercarte a un nuevo amor. Ya no hay quien diga: "ella" y después vaya atrás de su dedo a decir lo que quiere. Nadie sale de su casa y anda por ahí, por algún lado, hasta que encuentra lo que querrá buscar... "los amorosos... no encuentran, buscan". Lo que digo es todo menos andar de baboso en una nube. Las cosas deberían (porque yo lo digo) ser más fáciles, con menos cliché 'ahí en medio'. La gente debería salir, de donde sea que implique un dentro, y cantar y llorar; hacer todo en medio de todos. Deberíamos ir allí a donde hay más gente, a conocernos, a aprender las cosas más complicadas de la vida como comer o dormir. Es preciso entender que ya sabemos mucho de lo fácil: "Mamá, tengo hambre".

¿Por qué no hacemos fácil lo demás? "Oye, ven, ya me cansé de esperar", "Vámonos de aquí"... Amanecemos solos y solos somos en nuestro andar. Envejece uno todos los días, y lo hace solo. Hace falta creernos eso de que queremos envejecer con alguien, eso de aprender a vivir de otros. A lo mejor así creeríamos otras cosas que ayudan al descanso. A mí me ayudaría a creer en un dios, en mi mujer; definitivamente me ayudaría a tomarme enserio.

Habrá que buscar, siempre, a quien decirle todo; a quien pensar indefinidamente
.

10.11.07

Suspiro


Amontonada en un suspiro,
en el tumor que traigo dentro...

Vienes con tu voz tranquila,
rompiendo el aire a cada paso,
en el sudor de este instante,
en lo eterno al alcance...

-Nos perdimos-

Cansados de vernos,
nos reconocimos extraños,
en espejos rotos,

Gritando...
-Sí, te extraño-

Instantes

Quiero escribirte, amor,
-la más lenta de mis muertes-
regalarte mis dedos en un ramo,
guardar tu olor en estas flores.

Quiero sacarte de la tumba,
para enterrarte bien,
para verte enterrada.

Somos la despedida perpetua,
el minuto más longevo,
la mirada que marchita

Déjame escribirte,
ya sé que no te entiendo,
que más vale no hablar,
que no sirve, que no estás.

Eres el más largo de mis días
la palabra más dulce,
el instante que no acaba.

8.11.07

¿Cómo dices que dijo que dijiste?

No sé cuantas veces haga falta decir algunas cosas que decimos para que se entiendan. Por ejemplo, cuando dices, "ya llegué" y alguien -no más por no echar culpas- dice, "¿ya llegaste?" parece que sirvió nada lo que dijiste. Ya sé, ya sé, todos hemos pensado esto pero, ¿por qué seguimos? Innumerables son los ejemplos que confirman que a fuerza de repetición aprendemos cosas, sin entender -las más de las veces- pero aprendemos

¿Por qué, cuando alguien deja de querernos, no nos repite(n) 1268 veces que ya no nos quiere? Sí, sí, no entenderíamos (o cuando menos yo no), pero que importa entender eso que ya no es. Lo que importa, creo, es aprender a verse solo, de a poco cuando menos, y cuando es necesario, preciso (más a fuerza que de ganas, a fin de cuentas necesario). Hace falta sabernos, de sabor pues, por si un día nos escriben, una carta o un cuento, por si un día nos quieren -de nuevo o de primer momento.

Descifrando,

Manos bizcas, torpes,
de intenciones cruzadas,
de dedos enterrados,

-enterrándose más-

Aquí y en todos lados,

como el aire, necesaria,
a la hora de la comida,
a la hora del sueño

Duermes con los ojos abiertos,
igual que el odio, plena,
dueña de ti misma,
de todos tus templos


Dueles todo el tiempo,
como el silencio, muda,
sorda de ti misma


-yo sordo de ti-