29.12.08

Del sexo ocasional y otros arrebatos


Después de una breve reflexión, creo que el título es exagerado porque no se de qué otro arrebato haya que hablar. El sexo ocasional es, en esencia, análogo a un
rapidín -rico de principio a fin.

Pero también es feo, en el pecho, pues. Duele. Es como tomar coca cola con un chingo de sed y calor, sabe bien; es, en esos momentos, beatificable; pero no quita la sed.

28.12.08

Caza de Muñecas

La caza es todo lo que se hace antes y después de la muerte del animal.
Ortega y Gasset


¿Por qué no haces las cosas bien? De una sola vez, bien ¿Por qué así? De a poco. Además, piénsalo, todo pasa de repente y sin avisar. De pronto amanece, anochece, el cielo se hace azul o rojo o lleno de nubes, blanco, pomposo. O el frío, qué tal el frío, como ese que no extraño, que hasta te duelen los huesos, ese que se siente nada más en las manos, en los párpados, ese que te parte los labios. Así las cosas.

De repente amaneció, desperté en una cama amplísima, dura. Y mi espalda se había hecho dura también, fría. Otra vez dormí chueco, con el vago intento de dormir abrazado, de echar a un lado las uñas y los dientes, lo que duele. Desperté armado; con un hambre voraz, enferma. Hace falta un poco de ese canibalismo tuyo, esa hambre tuya de mí; del cazador cazado que soy en tí. La muerte es imprescindible para que exista la cacería... Vaya olvidos.

De repente anocheció; lo recuerdo todo, me la paso acordándome; son mis pocas ganas de seguir jugando -siempre he sido el cazador cazado. Yo no sé mucho acerca de casi nada. Ni de cómo decirlo. Tampoco sé a quién. Verás, llevo mucho intento en esto de coserte de nuevo los párpados, en remendarte los bracitos. Eres todo lo que ha de ser o suceder, todo lo que es necesario. Eres la presa más cazada; tela perfecta donde soy aguja. No hay ojos más bonitos que los que tenías, ni mejor lugar para enterrar los dedos.

Siempre fuiste la muñeca más fea, la malltratada. Y no tuviste lugar más tuyo que mi caza, no habrá nunca donde volver a ser de alguien.

Hay un modo de que me hagas completamente feliz, amor mío: muérete. Jaime Sabines.

-
Te juro que fue de repente.

24.12.08

Reciclando


T
engo unas ganas brutas de gritar, por no sé que, por algo. Hace un poco de frío, poquito, y se alcanza a percibir cierta electricidad en el aire, cierta humedad. Hoy es uno de esos días hechos para estar solo, para echar una mirada a los recuerdos. Para buscar por todos lados; buenos, malos, dulces o salados...


Chupones, diplomas, el perrito, mi guitarra, un par de botellas vacías, montones de juguetes, de amigos. Me doy cuenta -otra vez- que no es mi primer intento de buscar orden al desorden. Pero ahora descubro, en la indiscreta ventana del espejo, todo lo tuyo que tengo: una sensibilidad infantil a los helados y las hojas de colores, a tu piel, a sus sabores...

He creado cierta habilidad para separarte del resto, las fotos, los olores, tus momentos; y es aquí donde poseo la misma devoción que se necesita para recoger, latas, periódico y cartón de los depósitos.


E igualmente, en cuanto al pago de mis esfuerzos, apenas consigo lo necesario para seguirte reciclando