Tengo unas ganas brutas de gritar, por no sé que, por algo. Hace un poco de frío, poquito, y se alcanza a percibir cierta electricidad en el aire, cierta humedad. Hoy es uno de esos días hechos para estar solo, para echar una mirada a los recuerdos. Para buscar por todos lados; buenos, malos, dulces o salados...
Chupones, diplomas, el perrito, mi guitarra, un par de botellas vacías, montones de juguetes, de amigos. Me doy cuenta -otra vez- que no es mi primer intento de buscar orden al desorden. Pero ahora descubro, en la indiscreta ventana del espejo, todo lo tuyo que tengo: una sensibilidad infantil a los helados y las hojas de colores, a tu piel, a sus sabores...
He creado cierta habilidad para separarte del resto, las fotos, los olores, tus momentos; y es aquí donde poseo la misma devoción que se necesita para recoger, latas, periódico y cartón de los depósitos.
E igualmente, en cuanto al pago de mis esfuerzos, apenas consigo lo necesario para seguirte reciclando