Después de una breve reflexión, creo que el título es exagerado porque no se de qué otro arrebato haya que hablar. El sexo ocasional es, en esencia, análogo a un rapidín -rico de principio a fin.
Pero también es feo, en el pecho, pues. Duele. Es como tomar coca cola con un chingo de sed y calor, sabe bien; es, en esos momentos, beatificable; pero no quita la sed.
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